Monumento a «El Agarre»

El agarre es un término montero que hace alusión a cuando los perros agarran o alcanzan a un jabalí. Las monterías son un tipo de cacería que consiste en cubrir la mancha a cazar con puestos en los cuales los cazadores permanecen sin moverse a la espera que las especies cinegéticas pasen por su puesto o próximos a él. Para que los animales se muevan es necesario que los perros batan la mancha, dirigiendo a estos hacia las posturas.

La tendencia natural de los jabalíes es escapar sin ser vistos o permanecer inmóviles en la espesura. Cuando los animales se mueven sin ser coaccionados se dice que van “zorreados”, sin hacer apenas ruido y buscando la espesura del monte o la sombra de los árboles. Si los animales son perseguidos por los perros se produce la “ladra” que indica a los monteros que los perros llevan a uno o varios animales por delante.

Cuando la ladra se detiene en un lugar concreto es muy posible que algún jabalí sea alcanzado por los perros que lo persiguen, lo agarran. En el agarre los perros paran al jabalí y lo acosan, si el jabalí es grande y con grandes colmillos se produce una lucha en la que los perros pueden resultar “rajados” por los colmillos de este. El perrero o rehalero ha de apresurarse para llegar pronto y dar muerte al jabalí con su machete. En este tipo de situaciones los cazadores apostados no deben disparar al jabalí, ya que puede alcanzar a algún perro. Los jabalíes más grandes y viejos suelen hacer frente a los perros y en ocasiones escapan al no poder retenerlos los perros.

Es común que cuando hay navajeros, jabalíes de grandes colmillos, en la mancha después de la montería los perreros deban coser a los perros rajados y curar sus heridas. El agarre es una de las escenas de caza más reproducidas en esculturas y pinturas.